Bulbos:
Son órganos subterráneos de almacenamiento de nutrientes. Morfológicamente es
una adaptación de las hojas al almacenamiento de sustancias de reserva
(engrosamiento de la vaina con transformación en catáfilas), con modificaciones en
el tallo (platillo o disco) y raíces adventicias (ver detalle en el tema adaptaciones)
Pueden tener yemas laterales, las que durante el período de crecimiento dan origen
a nuevos bulbos, denominados bulbillos.
Los bulbos se clasifican en tunicados, en los que sus bases están rodeadas por
capas superpuestas cuando el bulbo está totalmente rodeado por las bases
persistentes de las hojas (ej. cebolla, ajo, tulipán, narciso) y escamosos, en los que
dichas bases están imbricadas, son más carnosas y no tienen túnica de protección
(ej. lirio, azucena). Ambas clases producen bulbillos que sirven para reproducir las
plantas, una vez que han alcanzado el tamaño suficiente.
AJO, Allium sativum: El cultivo se establece vía asexual por medio de la plantación
de los bulbos del ajo o “dientes” directamente en la tierra con el borde agudo hacia
arriba. Recuerde la estructura de un diente: el extremo inferior, más ensanchado,
contiene al tallo (braquiblasto, disco o platillo) que desarrollará en su base las raíces
adventicias y en la parte superior lleva la yema apical, rodeada por las bases foliares
de dos hojas concéntricas. La externa es delgada y de protección y la interna es
reservante. Las sustancias allí almacenadas servirán de alimento para que la nueva
planta crezca hasta que desarrolle las primeras hojas verdes que le permitan
fotosintetizar.
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